SEMBRANDO VALORES

En el encuentro cotidiano con los seres humanos es notorio observar carencias en la formación en valores, sin negar las potencialidades de cada persona. La falta de modelos y guías de comportamiento ético positivo es uno de los tantos motivos que debilitan la construcción de pensamientos, conceptos y acciones auténticas en la interacción con los otros. La educación en la escuela y en la familia es la principal fuente para una educación integral del ser humano. Sin embargo estos espacios no la colman en su totalidad, y se hace necesario abrirse a otros ambientes. Es preciso profundizar en esto, animando a en persona la inquietud de vivir en libertad y responsabilidad frente a los acontecimientos que la vida les va presentando.
Como afirma Savater: “se hace humano pero se aprende a ser humano; a través del dinamismo formativo, que nutre sus estructuras físicas, afectivas, cognitivas y espirituales de las experiencias, que permitan reflexionar, criticar y analizar las diferentes realidades, como también desarrollar su creatividad para que redunde en la solución de sus necesidades cotidianas”.